jueves, 28 de agosto de 2008

Guerrilla Literaria

Eyaculo en tus palabras de falso profeta
Eyaculo en tu sonrisa desencantada y tu espalda encorvada
Eyaculo en tu mirada irónica, tu gesto inútil y tu mano en alto
Eyaculo porque sí, porque es la moda
Los pobres tipos que me escuchan ya no saben qué hacer con tanto semen desparramado
Me escuchan con un paraguas y me dicen hasta cuándo
Pero yo sigo

Yo sigo eyaculando
No será cosa que descubran que mi pene no tiene corazón
Mejor tenerlos empapados que aburridos

En resumidas cuentas:
Eyaculo, sí
Eyaculo en tu poesía posmoderna y tus ansias locas de ser buen poeta
Y eyaculo en tu cara
Y en tu perro
Y en tu gato, si es que tienes uno
Y sigo eyaculando
Y no paro
Y no puedo
Debe ser
Tal vez
No sé
Porque soy
No digan
Yo soy
(secreto)
un eyaculador precoz.

domingo, 17 de agosto de 2008

EXPERIMENTOS


Buena cabros!....hace tiempo que no subo nada. Aqui les regalo dos poemillas que escribí hace un tiempo...adios!

EL HUECO

Vuelan fisuras en la planicie,
Invisibles sombras
Recovecos
grietas al fondo del mar.
Penden gotas petrificadas,
Alas que mecen la decadencia
Rezos de retornos imposibles.
Todos los soles se rodean de escepticismo,
Y el mundo desciende
Se desmaya justo en la punta de mis pies.
Deambula un desarraigo que contagia mis puertas
Se acercan barcos de nombres desconocidos
Cómo aguantar,
Afuera bailan otros locos, los nervios devastados, adentro
Sacrificios, culpas inmerecidas
Recuerdo que las estrellas están muertas
Que la alquimia es un sueño peligroso.
Yo misma decido hundirme, reflotar tan sólo,
Esperar a que el delirio sólo libere perfumes
Que de la piel se borre el recuerdo de la cabalgata ebria
Yo misma ser mi propia cinta, acallar a las bestias
Dulcemente,
¡los otros no están en estos bosques!
Aquí la tierra se parte en dos
Los pajarracos entonan letanías incomprensibles
Cuando las campanas repican nadie se acoge a estas murallas,
Y mis manos, mis manos
Sólo atajan escorias que impiden pintar este grito.
Las familias no me reconocen
la palabra desespero aleja toda redención
¡No hay escaleras para estos huracanes!
Toda la felicidad está irremediablemente cercada
Por el vaho melancólico de las despedidas,
Cargo la certeza de ser informe
De que mis ojos sólo interrogan el vacío,
Y nada,
Nada podrá evitar la caída al despeñadero
El encuentro del estropajo,
El silencio.


SIN TITULO

¿Será cierto?
¿habrá descendido mientras apagabas las luces?
No respiré aquellos zapatos.
¿olvidé la silueta del podio?
Aquí no resuenan escaleras
Sólo un paseo matinal del hombre arrancándose los ojos.
¿Será cierto?
Que la piel amanezca blanca nada tiene que ver.
¿Habrá descendido?
La conozco,
y no era ella.
¿o ahora el nombre de Annabel Lee corona estos versos?
No era ella quien decoraba el cielo esa tarde junto al mar.
¿Era yo, yerta en tu boca, esa mañana de cenizas?
Dese cuenta de algo:
El aire golpeaba como todos los días.

jueves, 31 de julio de 2008

..el mensajero paranoico..

bueno, es de esas cosas que se me ocurren cuando recuerdo a la gente loca que conozco y que bueno, tengo en msn. sabían que puedes saber cuando alguien cierra intencionalmente tu ventana de conversacion??? La paranoia no tiene limites. bellamente loca. Ya cabros, la otra semana tenemos que trabajar en nuestra revista!!!... ahí les mando un correo, porque me imagino que todos están disfrutando de las bondades del "fuera de santiago"....saludos

Poco a poco el mundo empieza a despertar, y te das cuenta de ello porque a primera hora de la mañana empieza el ajetreo incansable: Cristina la rosa acaba de iniciar sesión. Luego se acerca el medio día, Fulanito (en la ducha). Después la tarde y el hambre convergen. Mejor morir que vivir en este mundo de mierda, ha cambiado su estado a (salí a comer). Y yo no me he dado cuenta ya cuando la tarde se sumerge en un noche indigna, y desierta. Todos salen. Hey, hay alguien ahí? Ke pasó con la gente? Estoy sólo n esta virtualidad abrumadora? Por qé no están akií? Soy el único fiel a esta vida? El único consecuente que no se va a vivir, escandalosamente, allá fuera? Ya volverán. Me dirán :D, o :S. yo les diré :@. Estaré No conectado. Me reiré de ustedes que no pueden verme. Sí, me voy sin irme, malditos ingenuos. Ja, los engañé. Pero no se vayan. ¡Tan temprano que se acuestan! Porque… ¿se van a dormir no cierto? Otro rato, no Eulalia satánica, no cierres sesión. Ah ya sé, están todos “No conectados”. Creen que no me conozco esos truquitos. No podrán esconderse de mí. Aquí estaré, no cerraré sesión, espero a que vuelvan, porque volverán irremediablemente y yo estaré aquí, con mi última versión del mensajero, mi perfil actualizado hace sólo ¡media hora! Mi vida toda comprimida como un archivo ..zip, tan liviano que la podría llevar a comprar el pan.

viernes, 25 de julio de 2008

Varios

I.
CHILE O ARGENTINA
¿Quién es el “trasandino”?

II.
Y Pedro dijo:
-Pedro compró el (diario) celular

III.
Ud. sabe que los hombres prefieren a las mujeres sencillas.
Me imagino que Diego ya lo hizo.
Creo que Diego está enfermo.

IV.
Parece que la literatura está afectando nuestro modo de ser geniales, ¿no?

V.
La literatura se infecta cuando se convierte en objeto exclusivo.

VI.
La triste y maravillosa sorpresa de saber que Jopia es judío.

VII.
Sudando patos negros.

VIII.
Atención, nenas: el agua engorda.

IX.
Comer papas fritas es como comerse a una lesbiana. No, mejor aún: es como si me comiese a mi empleada, pero transformada en una niña que ama con dolor.

X.
Cuando Dios otorgó de géneros a todas las cosas, pensó en la literatura como una mujer. Por algo es la literatura y no el literatura.

XI.
Dios:
-¡Haré arder ese pueblo y sus habitantes, cueste lo que cueste!
(sobre Chaitén)

XII.
Quiero ser el padre de los conos y los cielos

XIII.
Quiero dormir encima de mis sueños.

jueves, 24 de julio de 2008

LETRAS DEL MAS ALLA

Estos escritos no me pertenecen. Han sido producidos por otra dimensión de tiempo y espacio; una pluma del más allá que un día me habló por msn y me contaba que su posibilidad de publicar había caducado. Por lo mismo, aquí subo lo que él llamó sus "porquerías".

INSOMNIO

me avia masturbado un par de veses esa noche y kada ves ke los acia kuando terminava pensava en kosas
komo en dios o la virgen maria, en hermosas mujeres reskostadas a mi lado o en kanciones ke me gustavan demaciado
me acia sentir bien era una noche aburrida de esas donde tu novia esta lejos no keda cervesas y tus amigos
se matan entre ellos en algun rinkon santiaguino, era komo morder una manzana nadie save por k pero era asi
me sentia extraño pero komodo asi komo un gran hombre sin brasos ke lleva a su espalda un pekeño hombre sin
piernas, no me sentia ciego pero tenia los ojos serrados, eskuchava los gatos jugar en el techo y ratones murmurar
bajo el suelo, kuantas veses as soñados kon mujeres hermosas? ke luego se van kon el mas Imbesil ala kama. eso ya no
me inporta, demaciada cervesa y vino me an obligado A vomitar sobre karas anjelikales, a mear sobre ropa intima de mujer,
y a masturbarme frente a un mcdonald,tras mi ventana se mojava la kalle y mi tesho se kaia a pedasos, se inundava
mi piesa, de Agua o De Mierda Pero Se Inundaba, me raskava las pelotas kuando derrepente eskucho a alguien ke me dice
- jhahja eres Patetiko amigo- , observo y me eskupe en el rostro jhahja si, era mi pene ke me estava ablando, en ese
momento intente dormir , pero el sol se empeso a asomar, me levante , salude a mis manos y me ducshe, era la sexta noche
ke no lograva dormir, me a rope y di un paseo por el decierto



RISAS

no me deji ........ en ese momento deskubri ke los antiviotikos kontenian algo extraño
SOn kilos De Heroina¡¡¡¡¡ dijo dios¡ keridos amigos yo los salvare .. dijo la pekeña hormiga
pero yo desde la komiiseria savia ke tan solo eran las drogas trate de dialogar kon el policia pero su kabesa de
cerdo me lo impedia¡¡¡le roge un sigarrilo, negado mi detenido.. ke mierda¡ ¡¡ ke tan Piante puede ser un kolillero ??
nolose pekeño solo se fuma¡¡ otra cervesita?? porsupuesto konteste kon una alegre sonrrisa LOas COnVerSaciones Fluian
y las luses Me segavan De La rIsa...eramos kuatro uno murio y los demas rieron. eran kilos de heroina jhahajha porfabor¡¡
no nesesito ayuda jamas me e sentido mejor¡¡¡ ...eramos kuatro yo mori y los demas rieron , rieron y rieron luego siguieron
su kamino la karretera estava elada y yo savia ke tu aun me esperavas en la kama.

martes, 27 de mayo de 2008

WAR


Bueno. Vamos a contrastar un poquito en este blog las cosas. Vamos a harmar pleito. Aqui les entrego dos weas que escribi: tienen mucha sangre y muchos cuchillos y cosas feas. Tránguense estos trozos de sufrimiento citadino. JO. Aqui les va cauross...espero no haberme volvido a subir al pedestal, pedro.

TACOS

Hay cuervos bajo el sol. Mucha carroña servida a destajo. No veías al invierno besarme en la boca esa noche. Hubo un diluvio lejos de los bares. Cerca de óvulos calientes. Lejos de tu madre. De todas las madres. Las cruces. Las vírgenes se sacan las tripas cerca de los tarros de cerveza caliente. Caliente el invierno que se hunde. Hay muchos cuervos. Mucha carroña elevada por las piernas de las vírgenes. Hubo un diluvio en mi boca borracha. Y los charcos se rellenan porque la lluvia cae inclemente sobre los vacíos. Cae olvidando las promesas, ésas mismas que lloraste en los callejones recordando a tu puta madre. Cae un huracán de fuego que no derrite. Se desmoronan diluvios míticos en mis piernas feas. Deseables sólo para las hienas. Feas como las cascadas que no atraviesan las paredes de los conventos. Feas como los ángeles que vuelan bajo el sol. Hubo un diluvio de sangre virgen. Una ofrenda de labios carnosos, como carroña. Hubo tajos esa noche. Arañas impías que penetraron cuevas prohibidas. Grietas insalvables, como huracanes. Hubo sangre esa noche, cuando la nieve me besó en la boca. Y no te diste cuenta. Yo te decía: hay muchos cuervos bajo el sol. Pero tú hundiste tu cabeza en las pozas de agua bendita. Abriste los ojos y corriste bajo el sol, como hiena. Como cuervo. Como ángel. Ahora las manadas alejan las polvaredas. Todo brilla limpio, como el sol. Pero aquí dentro las entrañas se sublevan. La lluvia es un ácido mentiroso. Las paredes se ensanchan cuando los desiertos gimen. Las puertas se secan, viejas, intocables, santas. Puras, como el sol. Limpias, como el sol. Secas, como la sangre mentirosa que rellena los vacíos. Como un tajo que se ensancha. Como una grieta que se abre en la mitad del mar. Y no hay agua. Y no hay sangre. Sólo un encierro frenético, como carroña. Una fila que se eleva, una ofrenda que se eleva. Y que nadie quiere probar.



AMANECERES

I.

El tren se marea cuando bajo las suelas aparecen los clavos
Se marea en lo paradisíaco de una aspiradora travestida en cascada.

El riachuelo ya no es más un bigote gris estancado en las esquinas.
Ahora es una pared derritiéndose
Una pintura que tiene ojos blancos.
Una borrachera que muy en el fondo
Apila hielos en los altares.


II.

¡somos poetas, somos poetas!
Déjenos acariciar a los tigres
Déjenos creer que la luna es una puta vieja
que los cielos cobijan aún barriles de sangre.

III

Una procesión avanza a ciegas.
Me dicen que alguien ha muerto.
Esta vez,
No sonaran cascabeles ni trompetas.
No habrá rosas, esta vez.
Esta vez,
Nadie dirá nada.

IV

Todo fue silencio en una vagoneta
En una fila acuática que amamantaba corales.
Pendían sobre tu boca alientos que se elevaban
Que descendían en torrentes rojos.

Cascadas de sangre, barriles astronáuticos
Golpeaban mi pecho que se abría a un abismo celestial.

Todo fue silencio
Todo fue silencio
Pero apareciste,
escribiendo un gemido que jamás olvidaré.

viernes, 16 de mayo de 2008

Que los niños mueran de hambre en África; que los barrigones azoten a sus esposas con sus cinturones; que los pobres asalten la tiendita de la esquina. Nada de eso importa hoy.

Que los mendigos duerman debajo del puente; que los ciegos tropiecen al caminar; que nuestras amistades nos traicionen y quedemos más solos que el hombre más solo de la Tierra. Nada de eso importa hoy.

Que los viejos penetren a las niñas con sus vergas arrugadas; que los matones expriman con sus dedos los pezones del chico obeso; que los corderos chillen al reconocer el cuchillo de su ruina. Nada de eso importa hoy.

¡Que estalle la Tercera Guerra Mundial y que revienten los intestinos de mi perro a balazos; que el sol se apague y que se congelen los desiertos; que nuestras madres se suiciden y que la humanidad quede huérfana! Nada, ¡absolutamente nada de eso importa hoy!

Porque hoy estoy enamorado. Y la vida es maravillosa.

martes, 29 de abril de 2008

Ayer y hoy o Perdón por mi falta de originalidad (no se me ocurrió un título mejor)

bueno bueno. Por qué sí digo querer tanto a la poesía no le he dedicado el espacio y el tiempo que se merece? por miedo sobretodo. voy a perder la virginidad con estos poemas, aunque sé que eso no pasará, porque siempre guardaré entre las carnes el miedo pudoroso que le tengo a mis ingenuas esperanzas. aquí van tres poemas el primero es del pasado remoto que parece que fueran siglos, pero sólo son tres años atrás. Los otros dos son de mi ¿ahora? salud. Lore.

EL PRIMERO....

¿?

Elegiste bien?
Dios.
La Humanidad, pobre.
Tu madre, quiero decir:
La nuestra. Madre de bastardos.
Quien responde?

Yemas abundan.
No hay razones, las agotó un poeta adusto
Uno al que nadie creía
La cosa más deliciosa que he vomitado
Fue, y nunca ha sido, un par de ojos excitados mirando
Los senos vacíos y vírgenes

Dije un par?
Me equivoqué, era tuerto
Bueno era poeta…
Era… listo y… bueno, eso decían

Me cago, digo, evacuo excrementos
Nada más tremendo que despedirles
Me apeno cada vez que lo hago
Es como ahogar un pedazo de mi tierna humanidad

Lloro hasta el éxtasis, seguiré diciendo una verdad aplaudida
El poeta frunce su bohemio ceño ¡Cuánto le admiro!
Yo solo digo lo que digo, y lo digo porque a nadie digo que lo digo,
y lo que digo es: eso.
Jejejeje ¿qué mas querían???
Transgresiones acechadas, revueltas en la misma mierda

¿Más sinceridad?
Por favor no.
Eso será por este
Escrito-poemistico-ensayistico-experimental-trasgresor-vanguarditayconservador-obcenoytriste-pulcro-literariomierdístico-ricoyespeso-llenisticodepulpadelaceradelaorejadetumadreristicaesteticistaquenospario
!Nos parieron, amigo!

¡suficiente! (grito de mi madre y las suyas)
no puedo aguantar la risa (lo lamento desde el fondo de mi culo)
¡Pero si se los dedico a ustedes como no va a ser hermoso!
Yo hablo de lo que ustedes me alimentan
¿Muy cliché?
Jajajaja no, por favor basta no podré retener las entrañas
Se me salen de la pura risa.

Ahora, adelante. Ya Pueden pudrirse, están muy maduros.



EL SEGUNDO...


La sangre de la luna no es como a mí me gusta
Es una sangre morena que me ha resultado extremadamente contraproducente

La luna en sangre
Es una luna de arcilla
Yo revoco contraproducentemente
Mis deseos de querer más de su sangre
Más roja

Porque no amaré mejor con esta luna casi roja,
Me mintieron
Sólo me hace saber
Que La sombra de la tierra
Tiene el color del barro mezclado con la sangre
Y que los perros idiotas
No le ladrarán nunca a la sangre de la luna, ni a nuestra sombra;
Le ladran a la sangre de la presunta muerte de autos chocarreros.

Los perros hoy por hoy,
Tristona luna morena,
Le ladran a cualquier cosa
Y eso me tiene intranquila
Durmiendo poco y queriendo más.

Cuando me ladren a mí, luna en sangre,
Querré morder a la blanca luna, cínica virgen
¡Para que se desangre!
¡para que sea nuestra!
¡para que sea por fin festín!
¡Sea obertura hambre nuestra pegajosa y dura como chicle compartido por muchas bocas!

Yo te ladraré luna.
Correré toda las noches desnuda persiguiéndote
Seré fiel, luna, no como esos perros civilizados / ladran al son de las ambulancias
Seré harapiento hambriento
Que no sabe de lunas blancas y rotas cristalerías
Pero sí mucho de sangre,
De Deseo y de barro.


Y EL TERCERO...

Dicto, ordeno, dispongo,
Enciéndanse faroles con sus nombres
Bueno ya. Sólo pido

Revuélquense en tinas endebles de hirviendo
Me cae una ciudad en el pie que tengo malo.
Bueno ya. Sólo resbala.

Pasado comido
Salteado
“chao chao
ciao ¡andiamo a la América!”

hay volutas de aliento rancio y maternal
hay sangre oscura, que son fecas que dejó la tierra
hay llagas de verdad, no como las de ese cristo.
hay agua salada de mar, no de caldo, para rasgar más las llagas
mas un cuerpo no hay
mas término no quiere empezar

El mentón desaparece entre tanto sobamiento índice
Sin hallazgo de pérdida
La mano busca durezas con que contentarse
El índice me hace ¡no!
¡Que no entre! Entre tanto preferiría vivir

Indice dice
Y ¡no! no lo entiendo
Raspa je vi
Útero sin
Rostros rastreros dos
Son porque
Una ciudad me cae en el pie.
Bueno ya. ¡Qué no importe! Bueno ya. Mamá. Hablaré bien
En el ojo un grosero lagrimón pasa como pedro por su casa.
Bueno ya. Lloraré.

Cruje cruje ¡machuca!
¡mi cuello! ¡mi cuello!

Vaya a la banca a comer papel, ahí lo atienden a uno
Lo entienden, le digo

Nadie, chilla, nadie, clama, nadie, llora, nadie, cree.
Bueno ya. Creo creer.

Un berrinche nos puede salvar
Aunque sea Barruntado el de ti
Unamos las fuerzas, amor.
Después de que te he visto morir,
Tantas, pero tantas veces
Comprendo:
Bueno ya. Las moneditas para golosinas valen como el amor.

viernes, 25 de abril de 2008

Noconsigoestarbien. Por más que me paseoypaseo por la memoria,los años, mimadre.
Por másque repasolas normasdel buenvivir, noloconsigo, noconsigo. Y quéchucha sieste climade mierda me atraganta la melancolía. Yse me hinchanlos pómulos que presienten el desborde. Deambulo. Deambulo sin rumbo.Hojas secas, secas que aplasta este paso de nada. Soynada. Nadasoy. Sólome gusta el moradoporque significa nada. Sólo me pinto los ojos para ocultar el gesto. Y la boca, para que nadie me la bese. Sólo me masturbodos veces por semana pensando en unicornios anacrónicos. Sólo me hiero hasta la fibra, la fibra más honda, para acordarme del dolor y de la vida.

martes, 22 de abril de 2008

A-Dios (1)

A-DIOS. (1)


¿Y cuando llueva?
Cuando gotas y cortezas
gruesas, graves, roncas,
penetrables del olor
de toscos troncos toscos,
de lo húmedo en mis poros
entumecidos, hirvientes.
Del matiz agonizante
mente vivo ¿Me hablen?

Cuando el musgo tierno
abierto a nuestro pene perdido,
a la lamida sucia del cielo
y melancólica de todo, pero:-
áspera
como tu lengua tu lengua
áspera
como la lija tu lija
áspera-
que ofreciste al llanto de pañuelo,
¡y cómo ardía tu pañuelo!
¿Me hable?

Y cuando remueva, la lluvia,
ayeres perforados y quietos.
Misterios silenciosos
vaginas sordas,
Óleos masturbados por el vicio
oh!

LOS COLORES DEFECADOS.

Cuando las cosas con-versen prendiendo cigarros.
Derrochando voces del tiempno ¡como si fueran reales!
¿Qué escucharé-te-mos?
Cuando los gatos ciegos, sus sonidos
regalen algún gesto atonal
una presencia instante o
la paranoia crítica,
del árbol.

¿SEDUCIRÁN?

Mirad Un Pasado Oscuro:
(Esta parte del poema se censura para los mayores de 40 y los menores de 50, es decir, para mi madre)

Los ojos mutilados los ojos, mutilados.
Los ríos y ríos y ríos y largos.
La tristeza pura.
Tu destierro.
¡Desterrado compatriota!
De mi tierra mía tierra cuerpo mío
de otros brazos otros brazos y
AMPUTADOS
Y de los pies y los pies y los pies
me los toco y ya no siento
AMPUTADOS

¡Me faltó la carne!
Cortaste piernas mis piernas
-quebraste-
Carnicero. Carnicero.
Carnívoro de hombres.

Fui el gran coágulo de lo despedazado. Un desconsuelo flemático y:-

TAJOS,
Abiertos,
Limones chorreantes,
TAJOS,
La sal,
Y la mueca de muecas,
el universo
drogado y sin rumbo-.

A…. (suspiro)…Dios….

NO SEDUCIRÁN. (Fin de la censura)

Cuando llueva iré al encuentro,
Su llamado.
A que me toques y Te palpes finalmente.
(Me empino, resbalas, fusión)

Te beberé desde tu sed. Me beberás con mi boca beberemos. Y caminaré descalza, con los pezones crispados, la tos cicatrizada, las costras y palmas secas. Recogiendo piedra a piedra, los pedazos de ventana desafinada. Recogiendo ventana a ventana, los clítoris aztecas mutilados, los abrazos caídos quebrados con estruendo,

¡Para gemir pronto como gatos mudos la verdad!

Cuando llueva,
Amor Vacui,
Cuando llueva en el cemento carcomido.
En la casa peligrosa de escaleras enclenques.
En las camas quietas de siempre
¿¡Veremos por fin el umbral!?

.A-DIOS-A-MUERTO.

Y es,
nuestra bella, bella culpa.

miércoles, 16 de abril de 2008

Un poco de Prosa


Vegetamos remascando paja molida parecida a ruiseñores
Mascamos chicle y usamos sombreros que no atajan lo poco
Lo poco que queda de un verso estrangulado desde siglos.
El otoño es una red que nos cazará cuando se mueran las luces
Lo peor es que ya lo sabemos,
Cuando nos reunimos en silencio lejos de los bares
Y compartimos un par de colillitas huérfanas de sentido
Ahí sobretodo nos sentimos importantes
A mi padre se le infla el pecho en una bocanada promiscua
que me recuerda labios de hojalata y diccionarios ininteligibles.
La parranda no está en la calle
Las micros se vacían en las grandes avenidas
Los callejones parecen interminables;
Me acuerdo de Borges ciego y moribundo
Alzando sus deditos pobrecitos intentando construir catedrales.
Pero ni eso funciona cuando la botella deambula vacía de mares
Carente del rojo pasión de las pipas de los 20´.
Vegetamos porque no entendemos a las pilas de basura amontonada
Porque no intimamos con las comunicaciones transnacionales de nuestros hermanitos
Porque la pizza dejó de ser glotona y se convirtió en un plástico demasiado melancólico.
Vegetamos sacudiendo a la vida como trapos tropos tópicos que nadie entiende
Son muchas eres confundidas en mis trenzas de elocuencia destripada
Mucha historia que se pierde en conversaciones circulares con sabor a café
Vegetamos una masturbación dolorosa en demasía que nos excita que te encanta
Que me encanta cuando no entiendo la etérea dispersión de mis dientes en el aire
Desintegrándose la vegetación en un pastar encantador de dientes salidos
Hímenes profanados pupilas desérticas carente intervención del lector en esta parte
(agotado, enciende la tele y se rasca las pelotas huecas y femeninas)
Sobretodo en esta parte álgida del desarrollo crítico de mi intervención uterina parida;

No soy asesina de siglos
No me incubo el germen del olvido
Tampoco la inyección cósmica de la elevación que desdeña la piel recién nacida
Yo los quería a todos,
¡a todos, a todos, a todos!
les tenía marcos especiales
Hilos fluorescentes para el retorno tentativo
un espiral de migas de pan cautiverio de la risa próxima a hervir
una médula que penetraba hasta el ombligo de los tiempos;
sólo pedía la línea recta
la tensión ahí, hasta el infierno
el vals tanguero del ebrio que jode la pita
pero tú lloraste,
viniste a mi puerta con rosas podridas
y quejidos que daban lástima.

Las sombras se desmayan en una sórdida entrega de amor propio
Los horizontes se pierden en una totalidad vomitiva
El pánico de las ojeras es aberrante
Los latidos tintinean en pilas de bajo presupuesto
Y se oye una melodía estúpida que canta bajo las estrellas en una playa superpoblada:
Vegetamos porque vegetamos
Vegetamos porque vegetamos
Vegetamos
Y nada
nada
nada,
nada
¡mi queridísima nada!

domingo, 6 de abril de 2008

El genio del sur

Era este un día normal para Dios, y era su hora de enviar al mundo una criatura singular.
No hablo por cierto de Adán, ni de la raza humana, ni de la inteligencia, ni del fuego, la rueda y esa historia que acaba en este preciso instante en que escribo esta A. Hablo más bien del tipo de criatura que realmente provoca aquellos cambios. Hablo de un genio. Un Einstein, un Mozart, un Miguel Angel, un Da Vinci, un Ronaldinho, etc.
Por supuesto que para El Magnífico era esta una tarea algo más compleja. Unos condimentos más, un cerebro rápido y asociativo por naturaleza; un par de cables cruzados y seguramente no habría problema para aquél humano en llevarnos a conquistar galaxias dentro de unos cuantos años.
Lamentablemente para nosotros, Dios, todopoderoso, no puede controlar en qué lugar nacerá. Libre albedrío, truco bíblico, verdad inquebrantable, en fin, lo único que nos pertenece es procrear cómo y donde nos plazca, y es esta condición lo que hace todo tan especial.
Podría nacer en una familia acaudalada, en una familia pobre, en una familia muerta en un accidente automovilístico, o bien, podría no nacer, muriendo ahogado por su cordón umbilical. Todo aquel poder de creación de nuestro Grandísimo Padre reducido a nada. La descomunal energía, subordinada a la vibración ínfima, al momento justo de engendrarse en algún útero de quien sabe donde en donde se yo cómo, aquel proyecto de genio.
Y fue así que el azar estuvo presente aún en la más rigurosa de las tareas, cuando el altísimo depositó en el tobogán de las placentas a su nueva criatura, espécimen perfecto y efectivo, organizador de la raza humana y creador de posibilidades.
Y qué bello es el azar, y qué bella es la vida cuando el hombre ha nacido sano y salvo en algún lugar de la Región de los Lagos, al sur de Chile, cerca de un río fresco y lleno de salmones. Se ha transformado ya en un excelente pescador, en un marido ejemplar, en un padre justo y bondadoso, en un hombre con una habilidad especialmente excepcional para retirar el pan del horno en el momento preciso.
Y es Dios quien se alegra al verlo clavar su lanza en el agua fría del sur y pescar aquel salmón.

miércoles, 2 de abril de 2008

cosas sobre escribir

cosas que salen. así no más.saludos.Lore.

"Hay que tener más convicción al escribir. Y no tro,peza.r con el silencio sospechoso deu n pun.to,, suspensi…vo…
Últimamente estoy escribiendo como un kamikaze cobarde. Zalamerías. Ya no tengo lenguaje para estirar como un chicle, hacerle globitos y robarle su sabor hasta dejarle como una nada rosada y blandengue. Ya no me puedo hacer del lenguaje. Palabras que ayer manejaba como un barbero profesional con navaja asesina, hoy ni se me cruzan por las orejotas. Solo se me dan las siguientes sonsas palabras, algunas reinciden y vuelven a aparecerse (pongan atención, a ver si me pueden ayudar a componer algo): hacer, amor, puta, tener, como, nada, muerte, con, cuchillo, sin, comprensión, incomprendido, bastardo, mal, parido, cruzado, con, tal, virgen, mejor, nada, que, esa, aburrida, miseria, de, suicidio, o, vergüenza, muerte, muerte, resurrección, y, muerte, otra, vez, la, imbecilidad, sin, estribos, brutalidad, de, hombre, civilizado, que, come, lo, del, vecino, sin, gracias, dar, mejor, ni, hablar, gansos, más, llamativos, y, cerdos, más excitables, que, simios, de, gala, emancipados, que, olvidan, cicatrices, para, poder, dormir, o, vivir, o, morir.

Para construir el poema, o me sobran palabras, o se me agotan tanto antes, de que todo deba termi……. Auydemne se me esssssssccccuuuurrreeennnn y essscaaa pan mis palabritas!!!!!, se me acaban, y…………. muerta soy."

domingo, 30 de marzo de 2008

CANCIONCITA A UNA BASTARDA

Cancioncita a una Bastarda


Cuando la noche tenga que vivir de una lámpara
No llames
Habrá perfumes por doquier, olerá a gato depilado
A vieja lacaya de palomas déspotas

No seremos poesía,
Pero somos la porquería más bella que engendró esta noche bastarda
No habrá sitiales en el monte de los olivos para los farsantes
¿No cierto, Jesús?

La histeria se come feliz al amor reposado de las catedrales
No hay suficiente luz
La luna ya mata
Las coronas caen del cielo que por hoy no las quiere
abundan noticias sobre un triste final


se acerca


les temo



pero de nuevo un grito del puro deseo me habla
y sonrío quedamente
dientes chillando llaman a la lumbre
fuego, luz, luna no se vayan
(Taxi, por qué no llegas)


Otra vez la luna rueda entre piernas de mujeres feas
Todo es así como de mentira, como de sal
El respiro de dulce mariposa coja de nuevo acongoja
Y un fuego de palabras se vuelve cierta vida


Ojos epilépticos me estorban
La obligación de beber aquel veneno nos tiene hartos
Nos tiene escondidos en cráteres de nieve, como cañones oxidados
Mientras nuestros demonios, alrededor, silban muchos silencios



Destrípame si es necesario
Corramos desnudos siguiendo a la luna como perritos
Ya no importa que huela a vida
La resignación llega tarde
pero,
como monja frígida es fiel
como bálsamo es eficiente.
como solución es alusión ilusoria.


El cementerio es un bonito jardín
Comamos de sus flores,
los boleros no se han gastado demasiado
aun quedan copas rotas,
Y un aliento muerto que me da placer
Que eleva mi gloria hasta alturas impensables y me da un descanso
Cósmico borrachero y tenaz.

Será el cielo en muchos aspectos,
En todos es el infierno.

viernes, 28 de marzo de 2008

Victimaria.

Bueno. Mi estilo cambia como el mar. y con el clima. Debe pasarles a todos.
Me han dicho que estoy muy críptica?
Veamos que dicen mis amigos literatos...



Victimaria.

.Mentí.
El rostro inacabado,
trizado en el aliento,
dio la otra.
Los hombros blandos cargaron tu certeza,
tus esfinges.
Asustada mocosa acusada,
parida con el pene alevoso
de las cucarachas que engendraste.

.Me estremezco.

Acorralados ojos grandes, inéditos,
pobre pobre,
bajo la suela de tu nombre.

Sentí el golpe.
Y sangraron mis encías.
Siete días, todo el mundo sangró.
Hasta por tus ojos mis encías.

Lo sentí macabro, y dije no.
Hoy no.
Ya no.
Y agarro tus cabellos repugnantes,
con la fuerza crispada acumulada de la historia.
Y obligo.
Mírame a la cara,
porque en la cara de famoso desdichado te lo traigo.
En tus cuatro pupilas.
Las dos,
que la parafernalia mentirosa de tu drama arrancó.
Las otras dos que miran encantadas
solazadas de perfidia
adorando la obra magna
que despojó.

Y te lo traigo
cargado de equivocadas conciencias acalladas.
De rumores la culpa,
errada.

Es el escupitajo del mundo,
la arcada más certera,
que pueda dibujar el asco.

Es el escupo del mundo,
vomitado de nostalgias y tu desgracia,
tuya.
Tiene los dejos
de la sangre que corrompiste.
Tiene la esperma húmeda
que quedó de tu agresión.


Te escupo el rostro de imposibles llantos,
vacío de todo
quieto en la mueca
el espanto.

Y te desgarro todo, perverso inconcluso
humillo tu alma aterrada de espejos.
Y si escondes la otra, la arranco con uñas.
Pues ha llegado el destroce.
Tú, me quebraste un padre.
Y con la carcajada obscena de ti asimilada,
me cago, en lo que queda de tu imagen.

Ahora, ahora me toca a mí, Edipo victimario.

In-Corpóreo



In-Corpóreo.

El que arranque lo de niña,
La mujer, que revuelque la osadía.
De qué huyen, manos ásperas,
sutiles de torpeza,

¡que desborden el pálpito anhelante!

Y que no choquen mis rodillas,
¡que ría el lecho querría, que ría por Dios,
que ría!

Escultor incorpóreo,
de mí,
Etéreo de absolutos,
abrumante impasible,
íntimo.

Tu paso de polvo aniquila,
el susurro rasguña-cribilla.

¡La inhibición no te esculpe! No tallo,
no hay flor.
Y mis piernas-entre-mezclan
el fondo blando de mi anhelo.

¡Arráncame lo de niña!

De una buena vez arranca,
estruja, estrangula.

Que quiero ser felina madre,
sigilosa protectora.
Que quiero quebrar tus dedos
y volvértelos a sanar.

¡Ven y salva el desconsuelo!
los pliegues, el murmullo
moribundo desgarrado.
El eco de lo dormido,
dormido debajo del rastro.

¡Salva el gemido mutilado de tu ausencia!

Dónde están las manos tristes del
rozar desaforado,
que sólo mis ojos alegren,
dónde están, ¡que no se quiebren!,
se vuelen,
no reconozca.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Hitler y la Teoría de los Testículos

Bueno, como que me dieron ganas de subir algo al blog. Así que lo hago. Lol.
En fin, como que subo un fragmento de una cosa más larga que estoy escribiendo, que al final no sé si va a ser un drama, o una novelita, o que weá.
Lo sé: soy tellible de artistoide por haber dicho eso. Pero cosas de la vida.
Bueno, aquí va. Espero que no sea muy largo para el formato blog. Chau.

"Hitler y la Teoría de los Testículos"

-Ven acá, Orlando. Seguramente tu padre te contó que aquel Hitler del que hablaban tanto en aquella época era una persona maligna, ¿no es cierto? –asentí con la cabeza- Me lo suponía. Pero... ¿te explicó por qué era una tan malvado y retorcido?
-No –dije yo.
Mi abuelo esbozó una sonrisa.
-Acércate –dijo-, te lo explicaré.


ABUELO: Muchos científicos de hoy en día creen que lo saben todo. Que todo puede resolverse con su famosa ciencia. ¡De que el mundo, prácticamente, les pertenece! Pues bien, mi querido Orlando, seguramente oirás muchas teorías disparatadas de porqué Hitler hizo esto y aquello: mala crianza, experiencias traumáticas en la Primera Guerra Mundial, la situación catastrófica en la que se encontraba su país, y un largo etc. Pues bien, la razón de porqué Hitler es tan malvado es mucho más simple de lo que todos creen. Hitler, hijo mío, tenía un solo testículo.
Así es. Un solo testículo. Es algo que pocos saben ya. ¡Sólo los viejos fósiles conocen aquellos secretos de la guerra! Cosas que no salen en los periódicos, pero que se transmiten de boca en boca. Conocimiento no oficial, pero que vale más que toneladas de oro. ¡Es el conocimiento de los ancianos! Cosas que no escribiremos y que morirán una vez que nosotros muramos.
Pero en fin. Seguramente te estarás preguntando cómo es que Hitler tuviera un solo testículo le hiciera tan completamente maligno. Escucha bien, hijo mío. Lo que estoy apunto de contarte es sabiduría ancestral que ha sido transmitida de generación en generación:
La mujer siempre ha sido un misterio para nosotros, el hombre. No sabemos cómo funciona. Cuando crezcas, probablemente muchas veces te lleves las cabezas a las manos, exclames “¡mujeres!” y te quejes que no las entiendes. No te aflijas. Nadie, nadie las entiende. Y el que dice que lo hace, pues bien, está mintiendo–el abuelo empezó a hacer gestos con sus manos, alzando los brazos al aire-. ¡Son una maraña de sentimientos, pensamientos, emociones, sensibilidad, contradicciones...! ¡Lo son todo y nada al mismo tiempo!
Pues bien. Al contrario, nosotros, los hombres, largo tiempo ya que hemos descubierto nuestra forma de funcionar. ¿Ves para donde estoy yendo? ¿No? Pues seré más específico –se acercó a mí y bajó la voz, como si estuviera confiándome un secreto-. ¡Hemos descubierto físicamente donde se concentran todas nuestras cualidades positivas y negativas!
-Así es. Todas nuestras virtudes y defectos están concentrados en partes físicas de nuestro cuerpo. ¿A que no adivinas dónde? –hizo una pausa-. Pues bien, en los testículos, mi pequeño Orlando. Toda nuestra espiritualidad está encerrada en nuestras bolas. ¡Todo aquello que parecieras sentir en tu pecho (tristeza, alegría, euforia, nostalgia...) son emociones que en verdad provienen directamente de tus testículos! Después de todo (je), es ahí donde nace la vida.
-Déjame explicarte más sobre esta “Teoría de los Testículos”. Como dije antes, tienes toda tu espiritualidad en ellos. Ello significa que tu alma, tu propia alma, está encerrada en aquellas famosas bolas. Tu alma, llena de tus matices propios, de tus talentos únicos, así como tus vicios más inmundos, está ahí abajo. El ying y el yang, hijo mío. El bien y el mal. La virtud y el defecto.
Ahora bien, cada testículo representa, por defecto, un polo de tu ser. La parte oscura de tu persona en un testículo y la parte luminosa en otra. Podríamos decir, redondeando, que uno de tus testículos contiene toda la maldad en ti y el otro todas tus virtudes.
Ya sé que lo piensas, Orlandito. Seguramente te estás preguntando: “pues bien, abuelo, si una de mis bolas contiene toda la malignicidad que llevo adentro, ¿por qué no me lo corto? ¿No sería de esta forma un hombre mejor? ¿De hecho, abuelo, no sería el mejor hombre que pudiese aspirar a ser? ¿Y por qué no todos los hombres hacen lo mismo? ¿Cortarse el testículo maligno? ¿Vivir sólo con uno, con el bondadoso, el virtuoso, el luminoso, y hacer el sueño de una sociedad perfecta con gente más bondadosa, amable y grandiosa más cercano? ¿Por qué no todos los hombres nos extirpamos el testículo maligno, y vivimos en paz y en armonía con nuestro testículo restante?
Pues hay un gran problema, mi pequeño. ¡No sabemos cuál testículo contiene el polo malvado! Varía en todo los hombres, nunca es igual para todos. Podrías estar cometiendo el error de tu vida cortándote un testículo, hijo mío. Sí, de acuerdo; podrías convertirte en un nuevo Gandhi, en un nuevo Martín Luther King, o incluso Jesús (¡quién sabe!) si te extirpases el testículo maligno. ¡Pero cuidado, hijo mío, si llegaras a cortarte el testículo bondadoso! ¡A saber en qué te convertirías! ¡Toda la bondad se iría para siempre de ti! ¡Te convertirías en un monstruo! ¡En un asesino! ¡En una bestia sedienta de sangre, una criatura mentirosa, tramposa, vil, inmunda, sucia, cruel, despiadada...! Nunca lo hagas, nieto. ¿Me oyes? Hay un 50% de que te transformes en algo que no te quiero ver convertido. Y eso es una probabilidad muy alta.
Ahora bien. Volvamos a Hitler. Oh, este Hitler. Era un joven alemán como todo el resto de los otros. Un buen día lo llamaron a la guerra, le pasaron un fusil y lo tiraron al frente. Lo hirieron. Regresó a su casa. Pero el pequeño y adorable Hitler que había abandonado el hogar lo había hecho para siempre. El joven alemán que regresó era el Anticristo personificado. El ser más terrible que uno jamás se pudiese imaginar. Malvado hasta la último podrido átomo de su cuerpo. ¿Y sabes por qué?
El abuelo me miró fijamente. En sus ojos había la fuerza de un hoyo negro.
-¡Porque Hitler perdió uno de sus testículos en la guerra! Así es. Hitler, armado de sólo un fusil, corrió a territorio enemigo (más específicamente, francés) aullando gritos de guerra y predicando la muerte a todo aquel que se le cruzara en frente. Y un joven francés, que le vio venir entre todo aquel humo y griterío, quiso darle una lección al arrogante joven alemán que se acercaba a su trinchera y pretendía salir intacto. Si aquel joven francés hubiera tenido mejor puntería, mi nieto, quizá nunca hubiera habido una Segunda Guerra Mundial. Pero (lamentablemente) ese no fue el caso. El joven francés del cual te estoy hablando sólo tenía 17 años, había sido enrolado a la fuerza y sólo había tenido una semana de entrenamiento. Pues bien, cuando vio al joven Hitler correr a su trinchera, supo que el momento de actuar había llegado: cargó su rifle, apuntó a la cabeza, apretó los dientes, cerró los ojos y apretó el gatillo.
Cuando los abrió, vio a lo lejos al joven Hitler en el suelo. Vive la France!, pensó el joven francés. Je l’ai tué. Y luego miró a otro lado, buscando a otro enemigo en el cual usar su recién estrenado rifle.
Distinta hubiera sido la historia si se hubiese fijado en el joven Hitler unos segundos más. Porque (como todos sabemos) el joven Hitler no estaba muerto. El joven francés, cuando cerró los ojos, desvió su rifle hacia abajo y el disparo vino a darle a uno de los testículos del futuro Führer. Hitler estaba en el suelo, gimiendo de dolor, agarrándose la entrepierna y descubriendo en esos instantes que uno de sus testículos había reventado. Y fue en ese momento, Orlandito (¡en ese momento!) en que todo el resto de humanidad que quedaba en Hitler se perdió para siempre. Las virtudes que habitaban en él fueron inmediatamente devoradas por sentimientos malignos; su corazón se llenó de odio a los judíos y su cerebro se contaminó de ansias belicosas. Hitler, finalmente, se había transformado en lo que conocemos hoy: ¡en el ser más malvado de la Tierra!

Silencio. El abuelo me mira fijamente.
Papá se acerca.


PAPÁ: Bueno, ¿y de qué hablan tanto, ustedes dos? (Me mira. Mira al abuelo. Pausa larga). Oh, mierda. Le contaste la Teoría de los Testículos.

ABUELO: ¡Pues ya estaba en edad para conocerla!

PAPÁ: (a mí) Escúchame bien. Olvida todo lo que acaba de decir el abuelo. No son nada más que una sarta de estupideces.

ABUELO: ¡Estupideces tu abuela, que en paz descanse! ¡La Teoría de los Testículos es conocimiento popular! ¡Un secreto pasado de generación en generación!

PAPÁ: Oh, cállate papá. ¿Sabes cuánto tiempo creí que tu teoría era realmente verdad? ¿Sabes cuánta vergüenza he pasado en mi vida gracias a tus famosas enseñanzas? No hay ningún testículo que contenga el Bien ni otro que contenga el Mal. Son solo eso, papá: testículos.

ABUELO: (suspira) A ti no te pude enseñar, por lo que veo. Tal vez tu hijo comprenda mi sabiduría.

PAPÁ: Lo dudo. (a mí) Vete a jugar con mamá. Tengo que tener algunas palabras con tu abuelo. (Me quedo quieto. Papá frunce el entrecejo). Ahora.

Obedezco.

sábado, 15 de marzo de 2008

VACILACION NOCTURNA

Otro poemita para ustedes.

VACILACIÓN NOCTURNA

De la taza al vino cuando decidimos por la humanidad
Que avanza, siempre abraza
Lo efímero a los labios.

Los cristales exhalan una hemorragia de muerte.

El polvo sonámbulo cayó,
Levitó sobre mi cabeza borracha
Como suave brisa, en finas gotas de lluvia.

El vino fue la selva, y los gritos.
Los míos y los de lo invisible.
Los tambores en persecución.
La paranoia.

La travesía se pegó a mi cuerpo, justo ese día,
Cuando una cola de sirena embrutecida me seguía los pasos
Y el horizonte, verde en sus mañanas,
Cambiaba ángeles por serpientes
Y risas por sapos.

Algo arde y sangra
Pero en los cielos no se incrusta la carne,
no pululan los misioneros ni los cócteles de tibios bálsamos.

A los alrededores, sé que hay altares.
Los oigo en mis sueños, como se ríen mientras roban a sus padres.
Aquí no hay nadie,
Hay nadie en los arcoíris:
Los espejos son amplios.

La selva se duerme sobre mis brazos
Y yo me muero,
Me muero en su sueño carmesí.

¿Acaso eres tú?

Una cascada de sal me baña los labios
Y el vino me regala huracanes, olas arrepentidas.

Una mueca siniestra me señala abismos.
El reflejo del eco de tu voz.
El reflejo,
El reflejo…

.Espontaneidadespuras.

Esto no sé que es. Espontaneidadespuras. Sin manoseotanto, drogas simplemente deldiariovivir que se entrometen en mi pensamiento y me superan y los tiro y los escupo pero bueno, si vamos a hacer un blog habrá que publicar.Loque vengay comovenga y si no viene hay queobligar y les pro-pongo que mandemos más, nada de estancamientos mal olientes. Que se suelten lospinceles que hay muchoque retratar y somos voces en un sinfin de bullaestridente.

Al-ataque.dela Sin-seriedad.



No puedeser...

Por qué apareces, si te enterré tresveces,

ochoflores

seiscanciones

gatomudo

que día fome,

.blando.

cervezas y pasto

cemento y baba

pato pedófilo

lenguasecas

lagunaérea

Pero apareces.



Y tengo cinco manos que se angustian

me tocan el rostro parpadeante sin ojos y sin ventanas

.No puede ser.



ESCAPAR-TE



.como una inevitable extranjera de todo lo que no seas tú.



Pero, es la droga me digo.

Es la droga.

Nada que no quite una buena dosis de sobriedad.



Algo me molesta.

Me molestas TÚ hijo de puta eterno, lejano.

¿Debo decir que te extraño?

No no.No.

Es la droga.



Recordar...Extrañar... ¿te?

No no. No.

Saca eso, sácalo, esuna orden.

No es lo mismo.

No puede ser...

CHILE O ARGENTINA

¿Quién es el "trasandino"?

martes, 11 de marzo de 2008

Jazz o el bar Saxolein

EL BAR SAXOLEIN O JAZZ.


Este cuento debe ser como el jazz. Debe ser seguro, sensual y sugestivo. Debe ser como el jazz y por lo tanto debe ser una noche borrachera. Debe, además, ser una noche perdida en el recuerdo de la rutina. Debe poder tomarse y exhalar en forma de humo blanco y bohemio.
Una mujer estaba en la barra. Al otro lado había un curadito tambaleándose mientras sujetaba sus pantalones desabrochados y un saxo imitaba su vaivén. Las meseras se empiezan a excitar con la propina y las proposiciones de clientes jocosos, buenos pa la talla. Entonces empieza el baile. A night in Tunisia… Mueven sus cinturas como gatitos de tejado. La mujer de la barra se pinta los labios sin espejo con una admirable femenina habilidad. El saxo baila también, y todos lo siguen. El piano no baila, más bien charla seductor, como no pocos de los asistentes. Todas tienen su pareja. La canción que continúa con la velada no es para bailarla, sino para sonreír y coquetear, enarbolando banderas de propiedad, mientras el escenario se ocupa de nuevo de llenar, con jazz, los espacios. La mujer de la barra, que no es como todas, espera nada y otra cancioncita que le traiga recuerdos de algo que nunca ha vivido. Memorias de esa puta serán memorias de una vida sin vivir, anhelante y paciente, por eso la espera. El platillo
inagotable, calmo y sutil, le ha mareado un poco.
- Otro coñac, por favor.
El hombre de la barra se apiada de esa tristeza humana y le sirve otro generoso coñac, para que olvide lo que recuerda que nunca ha vivido. Es un cuadro este el del jazz. Ahí de nuevo ataca el saxo y una trompeta coqueta que quiere, como sea, hacer mover fláccidas piernas, brazos abultados como hamacas…
Las puertas… se balancean y un hombre de treinta con un largísimo abrigo entra con una canción de esas para fumar. Charly Parker me prestará unos acordes para hacer resonar esta historia. El hombre se sienta junto a la solitaria mujer de la barra y el saxo sigue sus movimientos o él los del saxo, no se sabe bien, pero no importa porque todo se confunde y se espesa con la alegría de la casi divina borrachez.

Nada más tomar un poquito de aquí y de allá, y listo. Tomo diez devuelvo cinco. Luego guardo luca. ¿Ves? Mil pesos chiquilla, ¿qué cosas te han enseñado a ti? ¡Mil pesos, por Dios! Así, y te lo metes ahí, y después lo sacas por acá, cuando se de vuelta, cuando haga cualquier cosa, si hasta tú misma le puedes decir que se tape los ojos. Si hay alguien que se quiere pasar de vivo, ahí no más, ya lo tienes agarrado de los cocos. . Noo, niña, ¡qué loca! No hay que armar tanta alharaca, si aquí los caballeros son puros viejitos, o tontos sin vida. Además aquí todas roban yo creo que hasta los clientes lo saben, pero se hacen los lesos, con tal de matar el hambre, jaja. No, tampoco vas a encontrar al hombre de tu vida, ¡Qué pava! Se nota que no tiene idea. Eso sí te digo, hay unos que son grito y plata si se rayan con una. Forraos en plata los pobres brutos. Si, mi cartera, la roja. Esa es de uno cariñoso. Pero el pobre no podía hacer feliz a nadie. ¿Sabes a lo qué me refiero? ¡Nada!, mujer, ni cosquillas. Bueno ahí te vas a dar cuenta tú sola. ¿Yo? Nada, linda, pura hipocresía. Como siempre no más. Si aquí más que puta eres actriz. Y no porno. Nooo actriz de esas buenas, de esas que sí saben mentir, de esas que no necesitan cara bonita pa hacer llorar, de esas que son pura carne, pura entraña. ¿Cómo te explico? ¿Tienes miedo? Está temblando, chiquita. Bueno… pero a mí me la largas no más, si yo estoy aquí para cuidarte, angelito. A ver… ven. Aquí. ¿Viste? Se pasa un poco ¿o no? Si de a poco una se acostumbra. Yo soy de las que todos quieren. Eso si, no me ablando fácil. Hay unas que hacen de todo; yo: casi todo. Si pues, si el respeto tiene que partir de una. Aquí los caballeros se creen que porque tienen mucha plata puede venir hacer lo que su antojo mande. Usted mi niña, ¡ojo! Mucho ojo. ¿Eh? Ayer me quedé pensando harto si… no le cuentes a nadie…

El jazz se colaba. Ella hubiese preferido un réquiem, un vals por último, porque, en aquella época, odiaba el jazz y su majadera sensualidad, a la que ella estaba condenada a estar privada.
- Eh. ¡Tú! ¡Cabrona!

Me llegó directo, así como una bolita de papel empujada por una cerbatana. Tenía un vecino que me molestaba con esas cosas todos los días cuando llegaba del trabajo. Me gritaba cosas terribles, no sé como un tipo como ese se enteró de mi profesión, mi niña. Me tinca que era virgen. En serio, no te rías. Pesada. Como te quiero linda, si una de las dos fuera hombre ya nos habríamos devorado ¿no cierto? No tengo moral, chiquita, así que no me hagas caso. Ahora te cuento. Mi departamento es súper pituco. Grande, como una mansión, o como yo me imagino las mansiones. Y yo pienso que mi departamento es lo mismo que una mansión, por lo grande, y porque, aunque no está en un cerro, está arriba, o sea como alto. Se entiende. Era un departamento del quinto piso.

- Tóquese una de celo, maestro.
- ¿Cómo es eso, cabroncita?
- De esas que ponen el cuerpo caliente, ¿no ve?- dijo agitando los hombros y mordiéndose el labio inferior, con los dientes superiores.
- Con candela- gritó una a la que no le gustaba el jazz
- Son buenas esas. Jajaja. Pero no me sé ninguna- contestó con toda honestidad el maestro.
- Ni diga, hombre. Son las mejores.
Había unas cuantas mesas de un metro cuadrado, blancas, con patas de plástico. Quedaba bajando las escaleras, en una calle oscura y anónima. Era un prostíbulo con estilo, decían los más amigos. Las piezas estaban todas arribas. Ellas y los músicos trabajaban toda la noche. El problema era que el piso era de madera, y cuando el maestro y sus sobrinos se iban, la casa quedaba en silencio. Quiero decir en silencio de bulla, porque igual se escuchaban esos gemiditos. Se escuchaba la mentira, o el placer que miente, que al final es lo mismo. Había una que se ponía como loca. Una vez fue tanto que el cliente le dijo “mejor acabémoslo, mujer, que van a pensar que en vez de acostarnos estamos en plena pelea de box”. Y ahí se tuvo que ir el pobre diablo. Era muy honesto, muy como dice Don Jaime “entrado profundamente en el amplio sentido de la responsabilidad”.

¡Candela! ¡Ay! ¡Qué le den candela!

-Siento ganas de tener un poco más de paciencia, no enfurecer. ¿Para qué tanto lujo? Está bien, me alcanza, pero no me enorgullece. Ojalá que ella tampoco lo haga. Aquí todo se sabe. Cinco millones de habitantes ¿Les parece mucho? En Beijing son el triple, eso si que es ciudad. Somos un pueblito miserable al lado de ellos, eso me acuerda del dicho “pueblo chico, infierno grande”. A eso quería llegar. Siempre llego a eso. Me gusta hablar de otros. De mí, poco. Sobre todo porque no puedo hablar de mí sin hablar de cosas de pánico. No digo que tengo sólo temas por los que quejarme. Es que no tengo nada, no tengo tema y eso, la verdad, es bastante trágico y… pavoroso ¿no le parece maestro? Si al final es lo único que una puede hacer. Podría hablar de lo que he visto, pero no será nada nuevo, porque soy puta y al final ¿quién no es puta? Entonces para qué hablar de la cama, de penes, que sé yo, si ya todos lo saben, o la habrán oído hablar. La jefa pensaba que yo era depresiva. La verdad es que no soy nada. Soy una gran memoria eso sí. Podría reproducir casi completamente las palabras del jolgorio de la sala del primer piso. Del jazz. Recuerdo que ella lo odiaba, prefería algo más caliente, para mover las caderas, maestro por favor una con candela, se atrevía a decir, aunque todos hacían como que no la oían. En cosas de gusto ella no mentía, muy al contrario de mí ¿Y si esto lo lee una monja? Ojalá que no, porque en eso caso sí que tendría que hablar de cama, desnudez, penes y todas esas cosas. Porque les sería nuevo. Total que no debería hablar de nada mejor, pero les diré esto, por si les sirve para entender: Ella quiso comprar el departamento, contra mi voluntad. Ella decía que no podía oponerme porque yo no era su madrina, que si alguien podía hacerlo era ella, que ella me mandaba a mí.

- Esto va a llegar a ser un cabaret, señores. Pero de los buenos. Pa ver si de una buena vez se les pasa lo seriote a los huebones.
Un piano toca perseguido por las trompetas. Y la voz de una gorda pelirroja, extraña combinación en un sólo espécimen, retumba y parece rebotarle entre sus cachetes rechonchos.
- Con suerte señora, llegamos a sauna.
- Cállense todos. Aquí con el maestro, directo al chow bisnes…
- It`s Show business
- Bueno eso… ¿No cierto, Don Jaime?
- Para dónde usted quiera patroncita, con tal que en ese chow bisnes se toque jazz.
Un silbido desesperado irrumpe el diálogo
- Ejalé. ¿Por qué no se toca otra mejor? Y usted, señora, sírvanos otra botella de tinto.
- ¿Algo en especial para el caballero?
- Esa quiero.
- ¿Esa? Mejor le recomiendo la que esta arriba del piano. Es alegre, bien dispuesta…
- No. Esa quiero
- Es buena esa, pero tristona, depresiva como...
- Esa.
- Bueno yo le decía, porque como lo veía a usted tan…
Contraataque sereno de un saxo, la estrella discute con todo el bar, y todo el bar se ríe de la pobre estrella pelirroja que quería decidir sobre su arte, pero el público exige y ella se resigna. Extraña los tiempos de respeto, sino hacia ella por lo menos hacia su talento. Ella, que tomó la costumbre de pararse en la barra con un coñac desde sus años de puta, mientras la estrella empieza una canción vulgar se lleva a uno al segundo piso. Sin decir nada. Osando incluso decir que ni en sus pensamientos ni en las emergencias de su corazón se asomaba una mínima queja, la invadía una pulcra nada.


- Padre no puedo con esto.
- Cuéntamelo, niña.
- No sé por donde empezar. Padre ¿Cómo se oye la culpa, cómo saberla?
- Pues es una voz, es la voz de tu conciencia dictada por Dios, que atormenta y orienta nuestros pensamientos si somos capaces de oírla y entenderla, pero que azota con garrote si la soberbia es emperadora de nuestros actos- condenó satisfecho
- Entonces la culpa, no es mía mía. Digo, no es mi voz. ¿Es de Dios?
- Hija, ¡por el amor de Dios!- se santigua- qué sacrilegio. No la culpa es tuya, pero la maravilla de Dios es la que nos permite salir de la ignorancia del pecado, para entrar en la gracia del misterio que se nos da a conocer.
- ah. Menos mal, Padre. Porque, de todos modos, yo no escucho nada.- se alivia sinceramente.
- ¿Cómo es eso hija?
- Así pues padre. Yo oigo nada, silencio absoluto, de tumba. Por eso pongo la radio. Escucho música.
- Ah, claro, ese jazz que tanto les gusta a ustedes-se irrita y su boca se tensa amargada por el asco de lo que no conoce.
- No, padre, yo ni soporto el jazz. No se cómo trabajo en el bar.
- Yo tampoco sé como lo haces, y no lo digo precisamente por el jazz
- ¡Padre! No es eso de lo que estamos hablando. Es del silencio, uno que me viene desde dentro. Es como si en vez de tener un micrófono a dentro donde hablara mi subconsciente o cómo se diga, tuviera una sordina. Hasta mis pensamientos son unos mudos. Todo.
- Mira, Catalina, no sé exactamente cómo ayudarte. Lo que sí te puedo decir es que necesitas redimirte y pronto.
- Pero padre, si yo creo tanto como usted. ¿Qué más tengo que hacer?
- ¡El silencio es la ausencia de Dios! ¡Vives en el pecado, sin arrepentirte! ¡Por eso estás vacía!
- Ah no, padre, yo de vacía nada, yo me gano la vida. Estoy satisfecha. Claro que para usted es simple, si usted no tiene que trabajar. Vive de la gente, con todo el respeto del mundo, padre. ¿Va a decirme usted cómo ganarme la vida, padrecito? ¿Y con qué moral? Usted sólo confiéseme, déme la comunión y estamos arreglados. Que yo sabré bien qué hacer para comer. Además no es un silencio que no hable, no, es elocuente, padre…
- Estás perdida, totalmente perdida… mejor vete, ni siquiera la confesión cambiará nada en tu vida.- dijo y se dijo resignado, sin siquiera tomar la ira como alternativa posible.

Jazz. No lo quería escuchar. Ni a él, ni nadie. Catalina a esas alturas ya había comprado su infeliz departamento, pero ella seguía en la pensión, a pesar de que podía pagar una buena casa. No era tacaña, solo que se sentía culpable. Catalina no tenía esos prejuicios, ni siquiera después de la discusión con el padre, que a aunque se encontraba bajo secreto de confesión, por alguna extraña razón fue conocida por todas las gentes del barrio, y la pobre puta de conciencia muda tuvo que apurar su mudanza, feliz de la vida. No sé porque cuando hablo de ella me vuelvo omnisciente. Podría travestirme, hablar por ella. Me gustaría ayudarle. Ella tiene la personalidad; yo el seso. Podríamos ser una muy buena única persona.

- Cabrona ¿Por qué tengo que atenderlo yo todos los días? Casi no me deja tiempo para otros clientes.
- Paga bien, niña.
- Bájeme el sueldo, pero no quiero otra vez con él.
- ¡qué regodeona por Dios! Tú que deberías estar entrenada para aceptar lo que venga. Mira que venir a exigir.
- Por eso mismo señora quiero aceptar cualquier cosa, pero no la misma cosa siempre, para eso mejor me busco un marido con plata.
- Yo no te entiendo. Catalina me lo ha pedido tantas veces, y no sólo ella, todas estas.- hace como que las cuenta con las manos- No sabes apreciar la fortuna.
Quizás por eso sentía que no debía de nuevo estar con ese hombre, que después de tanto tiempo ya debería haberse transformado en mi hombre, en circunstancias más normales. Pero la Cabrona supo decirlo, no sé apreciar la fortuna, porque no creo en ella. Catalina si. Catalina es afortunada, porque piensa poco y siente más. Yo soy una culpada. Para ser puta no hay que tener remordimientos, como Catalina. Yo al contrario estoy rellena hasta la punta de mi cabeza de eso, de culpa y de muchos recuerdos, no debería pensarlo, no debería memorizar mi vida, solo debería soñar como ella. Debería parecer ingenua, no tomar coñac en la barra, no escuchar jazz porque me hace pensar y mal.

-El futuro. Sólo como una mansión de lo igual, de lo que es. No sé porque digo. Será importante decir algo, y algo importante sobre todo. Hablar, y no hablar puedo, pero escribir puedo y no escribir no puedo.
Miro como un montón de fotografías porque mi experiencia perdió el sentido de la consecución. La vida se separó en cuadros, se volvieron infinitos, no por incontables, sino que porque me cansaba contarlos y recordarlos de nuevo en el orden justo, pero sobre todo me cansaba vivirlos dos veces de la misma forma. Dos veces la misma vida. Así que prefiero recordar lo que no he vivido y vivir así de nuevo otra vida mía, que nunca es igual. Al final todo lo que pienso y recuerdo es mío, como mi vida. Incluso este bar, es mi bar, no de la Cabrona; esa canción, mi canción. Estas palabras no las busqué ni las saqué del diccionario: fueron inventadas para mí, para inventar mi vida. Ella muerta escuchando el jazz. ¿Existió o no? ¿Puta o no? De todas maneras es mía. Elijo recordar. Que felicidad saber que alguien me ama. Que alguien me hizo suya en sus pensamientos, en sus deseos. ¡Qué importa la verdad! Importa lo que uno crea seguro. Yo hace mucho que dejé de pensar el mundo desde el mundo, así que ya no me importa, ni siquiera me importa parecerte verosímil, pobre.
- Entonces cuéntame la verdad. Hemos investigado, hemos tratado de corroborar su testimonio, pero nada concuerda. O mejor dicho, nada existe. Dígame la verdad.
El coñac se iba a evaporar, el jazz no quería detenerse por esa noche. Ella en la barra junto a un hombre, temblaba incógnita, triste, deshonesta. Balbuceó, o al menos creyó hacerlo. Tenía mucho miedo.
- estaban las baldosas duras y frías. Su cuerpo blando y frío sobre las baldosas, o ellas sobre su cuerpo, depende desde donde se le mire. Era un pasillo que terminaba en un ventanal luego venía una noche que luchaba por ser oscura, pero los focos del alumbrado doblegaban su oscuridad, desmerecían el trabajo de oscuridad de la noche, porque se parece al de las putas, sabe, a la noche ya no la dejamos ser oscura. Frente a la ventana, atravesando la noche, había otra ventana y dentro de ella una vida. Una mujer sin nombre fumaba y pelaba una manzana en su butaca almidonada, rodeada de diarios, era una mujer muy bella…
- Como usted, me imagino…
- …la ventana opuesta que quedaba cruzando la noche y el alumbrado, traslucía su cuerpo tendido sobre baldosas, y estas tendidas sobre el aire. Se podría decir que eran otra capa de tierra, pero elevada, ¿Me entiende? Y la tierra la reclamaba y ella cedía. El jazz que escuchaba y odiaba era su réquiem, le cantaba con saña. Se reía de su vida y de su muerte, usted no se lo puede imaginar. Tan cerca del jazz, tan lejos de entenderlo. Las palabras se me hacen estúpidas, qué curioso, el cuadro es tan elocuente y usted no lo pudo apreciar. Mas no sé pintar, sé escribir, y más que nada sé recordar.
- y sabe inventar muy buenas historias. Dígame ¿Cómo se llama? Pero su verdadero nombre.
- Amparo.
- No usted no se llama así. ¿A nombre de quien estaba el departamento del crimen?
- De Catalina
- ¿Catalina cuánto?
- Catalina Quezada.
- Era suyo el departamento entonces!- exclama con impostada felicidad y sincera ironía.
- No entiende usted, era de ella, yo no lo compré, y lo más cerca que estuve fue cuando me depilé en la peluquería de enfrente. ¿Entiende?
- Que extraño. Juraría que el nombre de la propietaria de ese departamento corresponde a una mujer que nació diez años después que la supuesta víctima del supuesto crimen que usted acusa, y que esa mujer, Catalina Quezada, el día que debería haber muerto a la hora que usted señala estaba no precisamente en el suelo sobre baldosas frías y duras- irónico se saboreaba una victoria- sino que estaba en un departamento justo al frente de la escena del crimen y me atrevería a decir que probablemente fumaba y pelaba una manzana o… una pera, mientras Amparo se tostaba con un tórrido sol en alguna hermosa playa ¿Quién sabe? Ahora dígame ¿Dónde está el cuerpo?
- Mire no sé. Búsquela usted ya que ella desapareció, es su trabajo.
- ¿Ella? ¡Pero si ella es usted!
- ¡No! está bien. He confundido un poco las cosas porque no pensé que tendría importancia.
- No le creo y no me haga perder el tiempo. Sólo le tomé atención porque me parecía bella. Mucho calza de su historia, usted tenía una madrina escandalosa, con aires de divinidad, Amparo se hacia llamar. Todos creyeron que se suicidó, pero más de alguno dice que huyó de la Cabrona y unas deudas. Tenía un departamento, pero no donde usted señala. Y no puedo negar que usted no miente sobre la ingenuidad y la fama de esta mujer. Tampoco me engañó respecto de ese vecino que la molestaba con una cerbatana y que le pedía que se acostara con ella. Pero más allá de eso nada es cierto. Nada. Nunca se suicidó, nunca habló con ese cura, nunca fue más atractiva que usted, de hecho era fea según me han contado la cantidad suficiente de testigos entre ellos clientes insatisfechos, además viéndola a usted me queda claro que es difícil que haya una mujer que le supere notablemente.
- ¿A dónde quiere llevarme con su desenmascaramiento?
- No sé, Catalina. Me cuesta creer que sea usted una mujer tan ociosa como para inventarse toda esa historia. Aunque puede que se sienta tan sola que necesita inventar una amiga imaginaria, pero en ese caso, preciosa, no la asesines, mejor que te haga compañía viva.
- No he inventado nada. Haga y diga lo que quiera.
- Me gustaría ayudarla. La “Catalina” de la que usted habla desapareció hace veinte años, cinco años después de que usted entrara a trabajar al Saxolein, ella le acogió. Me imagino que usted aún no supera que ella se haya escapado sin decir nada.
- ¿Se imagina usted algo?
Ella se para furiosa, su cuerpo en un vaivén irrefrenable se sumerge en el jazz. Tengo miedo. Pero la música le acompaña. El jazz que amaba, y ella otra odiaba incomprensiblemente. Trata de perderse entre la gente. El hombre de abrigo largo la mira alejarse, piensa que ella se iba a ir. Pero ella va a la pista y baila. Es un deleite verla. Muchos hombres la rodean. Ella elige a uno, la envidia y la fascinación la rodean. Esa noche moriría sobre baldosas frías y duras, ella estaría sensualmente bella y escucharía jazz a modo de réquiem; Amparo estaría tomando champagne en Niza sin pensar ni por un momento en la joven puta que había conocido hace veinte años, a la que había enamorado y heredado su nombre, su desgracia, y unos cuantos malos secretos para robar.

jueves, 14 de febrero de 2008

Algo de Dadá


Algo del recuerdo. Esta escrito por Fernanda González que aun no se anima a sumarse al personal de servicio higiénico y por mí, o sea, Lore Contreras. disfrúntenlo, tiene mucho de jugo y mucho de en serio.



MANIFIESTO DADÁ
Aunque Dadá nunca cayo, o no tuvo necesidad de caer en bajezas como las que son comunes en poetas de inferior categoría, aunque pudo ahorrarse varios de esos procedimientos, o por lo menos, ahorrarse la necesidad de darse cuenta de que los usaba, ¿negará alguien que hubo mucho en Dadá de Fama a todo trapo? ¿Se negará que fue padre y Dios tutelar de toda la posterior generación de charlatanes que hicieron de la falta de rigor intelectual la retórica estupidézca, la versificación facilista, y el culto a los hombres a poto pelado, una especie de industria cultural ciertamente asociada al progresismo?
No se tome esto como un reproche. Vieran ustedes con qué pies de plomo me he movido con estos caballeros para no despertar las iras asesinas de sus devotos, que suman legión. Bien. Yo conozco a Dadá, y sé que se ha despertado una mañana, grave, enfermo de un virus al que hemos llamado caraderajismo.

DESVENDAOS LOS OJOS TODOS ANTE DADÁ!
MIRÁD TODOS A DADÁ!
DESCUBRIEIS…. QUE DADÁ… SOY YO.

Caraderajismo y otros graves males que reciben el secreto de tres de las más grandes universidades del saber: la hierba, la carroñería y la Bastilla a solo pasos de Inglaterra, y que más tarde han procurado mantener camuflado tras el show de antitóxicas blasfemias y flemas condensadas. La información entregada por fuentes sanitarias, deviene de lo que será el criterio de quienes saben de lo que les conviene. Pero Dadá se ha mantenido lejos de lo que podríamos llamar los pasos entre la A y la Z, y por su puesto de lo que vendrían siendo las hemorroides de los clérigos de Ámsterdam: los fugitivos de la santa inquisición.
Incierto futuro, por cierto y como bien dice su nombre Dadá, a bordo de la tripulación, tenía claro su destino. Para nosotros todo esto está en competencia, aunque la discusión todavía existe y los subyugados al oro de la persecución que generalmente se utiliza como agradecimiento todavía y no muy lejos comen carnes de pescados.
Las comodidades…problemas mentales. He ahí que la creatividad y los conjuntos son los principales interesados en un grupo local. En rigor, criad gallinas, que suenen como mi amor, y la caja de cambios de mi rubro (el vestuario) cerca del ensordecedor repique de la campana de un oportuno y rotundo Adiós.

Diciembre, 1914: Francia es azotada por invasión Alemana
Alemania se enfada con sus enemigos y les pide que le cedan sus apacibles y campestres tierras. Los vecinos se enojan porque los alemanes entran con sus tanques que les arruinan el pasto recién plantado sobre el cemento. Los alemanes se ensañan porque sus vecinos no prestan los baños para evacuar toda la podredumbre que almacenan en sus cerebros los adultos Germanos. El esfínter no aguanta y no queda más que escupir los bellísimos residuos sobre la humanidad.
No obstante los vecinos que no son vecinos, pero que son vecinos de los vecinos, levantan el dedo autoritario que durante la noche se repliega en la cavidad bucal de Winston Churchill y exige, casi como rogando que los del frente, esos que quedan cruzando el charco mar del atlántico y de los siglos de los siglos y con el espíritu de los nortinos y de los Alemaninos y los Inglesinos y el séquito interminable de naciones lustrabotas. Entren por favor caballeros de la otra ribera y límpiennos la cancha de equitación que los Alemanes llenaron con sus fastidiosos caballitos de metal. Esos equinos sucios e insolentes babean y queman los elegantes edificios que construyeron nuestros padres.
Si, los erradican pero con más fuego, mientras al retrato de Rosseau se le enturbian los ojos. Ya no vemos, pero mejor para nosotros así no tenemos que ver si lo que comemos, el pan elitista de cada día que no alcanza porque no en todos los lugares hay cielo ni mucho menos trigo para hacer el pan, es tal vez la carne del vecino que sabe amarga pues antes de matarla se le inyectó una dosis al céfalo que hizo contaminar con los residuos encéfalo craneanos el resto de la carne que se mantenía aun tierna.

20 de Abril 1915: Se le ha visto a Dadá repartiendo esperanzas a fuera del cementerio principal. Las esperanzas dicen: “Aun quedan edificios lo suficientemente altos como para reventarse los sesos con un piquero desde la azotea”. Los bonachones obreros de la guerra nos asesinan a domicilio, no se muevan de sus casas el monstruo hermoso de la muerte y la estupidez llegará amorosamente a sus puertas. Dadá se queda en el hogar y se come el arroz de mamá y el del niño pequeño que ya no es cándido porque el caballito de madera lo pervierte, les robamos.
Dadá come y no tiene esperanzas. Atención: dadaístas se toman la sala de la conciencia, Dadá es pacíficamente agresivo, porque el señor nuestro altísimo presidente y su santidad la bienamada violencia se desearon y unieron sus cuerpos. Dadá vomita porque no tiene asco, porque no razona, porque no quiere, porque no anhela, porque no tiene ganas, porque no hay motivación ante el espectáculo que montaron las autoridades para convencernos de las ventajas de sus juegos de estrategia, y porque no y no y punto y porque lo dice el excelso trasero del lado en entrevista exclusiva con un tripulante del Lusitania que no sobrevivió, pero que habita en las desvergonzadas mentes.
Dadá les dice cómanse los unos a los otros, porque si no nos morimos de hambre y hasta acá llega el festín y las cosas entonces tomarían tanto sentido que tal vez nos volveríamos inteligentes.
“No queremos más inteligencia, con la estupidez basta y sobra”. Afirman los más lúcidos.
Pero el diario dice y repite una y otra vez: El mundo está en guerra, la masacre continúa, fúguense los que puedan y los demás se quedan adscritos a la tierra recitando las verdades que los portadores de las mentiras nos enseñaron. Dadá se come así como se huele la muerte. En todos los almacenes de Zurich no se vende Dadá así que no corran a comprarlo. Dadá está en todos lados, no se preocupen, porque la nada está en todos los rincones, no escapen, ni se rían, más bien lloren.

lunes, 11 de febrero de 2008

Kuando mueren los Hombres Suspira El rey Chivo

observo desde nuestra montaña la estupides humana, que kon alegria y ambiciones destruyen lo ke no les pertenese, que kon sus labios producen mas ruido del ke deverian, eske kon tantas abladurias ni el decierto se ciente solo, no logra retornar a su naturaleza, sus manos se unen en buska de un jigante ke no existe, sera ke la kapacidad de pensar de decear, asesinar prokrear sera mucho para ellos? es facil para mi rechinar mis pesuñas kontra la roka firme y hacer ke exploten sus cerebros y ke sus almas bagen en la okuridad ....
kon mi verga podria embarasarlas a todas ¡¡¡¡ ... pero ellos no merecen la sabiduria de la montaña.
kuando el decierto se incendia ellos temen , kuando el cielo enrojese no komprenden, kuando el mar se entretiene ellos corren, akaso no entienden a kien tienen ke respetar¡¡¡
no soy piadoso, pero el error no me pertenece.

domingo, 10 de febrero de 2008

Más idioteces



Este poema es para todos los que alguna vez se han sentido inútiles en el mundo; sobretodo para los que se han sentido demasiado útiles.

CESANTES

Es un grupo de tipejos que auto-induce agonías espasmódicas
Cuando el balanceo del trago sucio es disfrute clandestino-y especial-.
Yo sólo veo que el tránsito amarillo sobre las palmeras
Se extravía al rouge sobrecargado del payaso,
Que el airecillo grisáceo de los nasales se aleja del dictamen inquietante
Sobrenatural al hambre, y a la sed quijotesca de los días de caza.

Lo que no saben es que no se juega cuando se lanza la carne a la jungla.

Ahí los zumbidos se abren
¡Capullo de rosa!
Las dos piernas se abren
Las prostitutas
En veneno arbolesco,
Volador como el airecillo grisáceo de los bares;

PERO NO

no es sólo una bocanada promiscua que se escapa
es el enjambre de chirridos que vuela
y que se hunde en los ojos
y en los parpádos
y después,
y después,
después..

estamos solos escalando montañas interminables
posando los tejidos en los peldaños sagrados de los incas.

¿Se imaginan ustedes
Ahí solos babeando sobre los altares?
De pronto somos sólo luces que se mueven,
Y ni siquiera eso:
Somos sombras, recuerdos de una mente maquiavélica
Mendigos sin ofrendas
Actores de un escenario vacío
sacerdotes de un mundo huérfano.

¿De qué sirvió entonces la agonía
El sacrificio
Los clavos en los pies, en las manos, las espinas en la frente?

POR-FA-VOR

Mi lengua ya no sostiene al mundo.

martes, 5 de febrero de 2008

Mañana será otro día.

Mañana será otro día.

Barajé variadas variantes en aquel desvarío y ninguna pudo con la invariable realidad en aquel barrial plomo. Preferiría explicar mi situación antes que todo se preste para un tres tristes tigres secundario (ineludible, la verdad).
Me hallo contemplando un bellísimo, ciertamente bellísimo atardecer, en la azotea del edificio que me parece el más alto jamás cimentado. Sería imposible despegarme de ahí, no sólo por el deleite tornasol de la caída del día, sino además por la infame circunstancia, la cual, infame como se pueda, me sostiene ambos pies al edificio fijados con cemento. Un tipo más creativo diría que soy un subproducto de la azotea, o bien, parte de ella, como una antena, pero hagamos hincapié en que lo hubiera concluido con su par de pies libres de mala fortuna. Ahora bien, barajaba variadas variantes en aquel desvarío, buscando qué extrañezas podían a uno ocurrirle mientras se fuma un cigarro frente a la entrada del hogar que superen particularmente en rareza a la cual me ha tenido desde la mañana con ambos pies sujetos a un destino labrado en concreto.
Pensé primeramente en una extrañeza poco usual: Por la mañana, una vez encendido el cigarro, con decisión doy paso afuera. Un ciclista atropella mi pie y en ese mínimo instante, los rayos de la bicicleta se disparan fuera de la rueda y se unen al cortaviento del ciclista formando unas alas de murciélago bien coloridas. Por el viento, la posición del ciclista, la velocidad que llevaba, y por supuesto, mi pie como rampa, se eleva, dando la sensación de que él mismo se impulsaba con sus piernas al pedalear, mientras la tensión de sus alas y la resistencia al viento lo convertían en un ave rapaz emprendiendo su cacería. Me parecía una extrañeza difícil de acontecer, pero casi nada extraña. Bien tiene la virtud de ser instantánea, y corresponde a la rapidez con que los hechos realmente han ocurrido, pero vi todo descartado debido a la probabilidad. Pensé agregar dramatismo, que la ráfaga de viento del ciclista apagara el cigarro; y, aún así, no me pareció suficientemente improbable luego de mirarme ambos pies férreos, ya cansados de luchar.
Luego varié, y en terrenos melodramáticos hallé una extrañeza que si bien podría ser bastante posible, reflexioné que era en sumo extraña. Al dar aquel paso afuera con mi cigarro y todo lo necesario, veo a mis pies una canasta y dentro un bebé. Comprueben que ha sido un hecho singular, sin duda, pero nada cercano a una variante de lo que realmente me ha ocurrido esta mañana. Digamos que el bebé está durmiendo. Advierte mi presencia de buitre y abre los ojos. ¡Ahhh! Pero ¡ojo! No tiene ojos. El bebé no tiene ojos. Más bien, no tiene ojos donde debiera tener los ojos, sino que tiene en sus manos amarretes de guagua sus globos oculares, que muy tiernos me miran, y miran de un lado a otro para ver si alguien más nos está viendo. Los ojos, como los de todo bebé, son azules, o verdes quizá. En fin, de un color bello e inigualable.
En estos momentos trato de darle sentido a todo esto, pero me es imposible cada vez que intento otra extrañeza; por lo que, sondeados ya diversos temas y tonos para otra historia, además de personajes ilustres esperándome a la salida de mi casa (entre los cuales se cuentan el Papa, Luis XIV, mi madre y varios cineastas); animales de todas las especies; choques y explosiones (una de ellas consiste en la combustión espontánea de algún transeúnte que bota su colilla al suelo); premios millonarios y prensa; canales de televisión nacionales e internacionales; hermanos no reconocidos; y, por último, una lista sin fin de oradores, testigos de Jehová y mormones sedientos de atención; se volvió una tarea inescrutable igualar en sorpresa, potencia y absurdo mi contexto vigente sobre aquella azotea.
Explicaré el por qué de lo difícil de esta empresa. La mañana de este mismo día, encendido el cigarro, violé (tal parece) con pie izquierdo aquel trazo divisorio entre propiedad y dominio público (salí de casa), y bastó la acción para que suelo bajo mis talones y nubes sobre mi cabeza, abrieran paso a la más descomunal, improbable e irremediable de las construcciones, que, cercenando todo a su paso, se erigió a modo de ojiva nuclear por sobre todo lo conocido e imaginado, conmigo como bandera conquistadora. Es difícil explicar y hacer entender que en ese minuto, todo lo que antes me parecía extraño, cobró absoluto sentido y me pareció de lo más natural, ya que bajo mis pies se rompieron todos los adoquines, todas las raíces de los árboles, todas las napas, magmas, tuberías de gas y agua potable, cementerios indios, mapuches e incas.
Germinaba horrible, gris, áspero; desde el suelo donde solía fumar por las mañanas, el edificio cuyas proporciones aún no puedo descifrar (sólo sé que es el más alto) llevándome consigo en un aleteo de nubarrones.
En medio del ascenso frenético de la edificación, aprecié en la lejanía los surcos habitados por automóviles, la suciedad del aire en un punto y luego la limpieza del mismo en otro más alto. El vértigo que solía apoderarse de mí en ocasiones de gran altura, fue superado por el temor a ser despachado al séptimo cielo cuando bajo mis pies las sucesivas uniones de ladrillos y cemento se detuvieran (pues supuse que se detendrían). El sólo cálculo de la idea, dio a aquella aberración de rascacielo en desarrollo motivo suficiente para unirme por los pies a sí mismo e impedir que me alejara por impulsos físico-gravitacionales, o, peor aún, que me alejase voluntariamente de aquella azotea.
Con ambos pies sujetos a la moderna torre, sin posibilidad de rascarme siquiera con un palillo como hace uno cuando tiene puesto un yeso; sin poder sentarme, ya que el cemento me abraza hasta las rodillas; pienso, entre otras cosas, que sin duda a esta altura, muy por sobre el agua condensada en las nubes y muy por sobre la ciudad; de existir objeto alguno que me impidiera el alcance de los rayos solares; seguramente –sabidamente–, moriría por congelamiento en cuestión de instantes al no recibir calor alguno.
Y fue así como un objeto me tapó el sol, (porque no podía ser que yo pensara algo y que Dios no lo pusiera a prueba). Y resultó ser que, en efecto, comencé a congelarme.
Primero mis dedos. El frío avanzaba, no rápidamente, pero sí dolorosamente, fibra por fibra, subiendo por brazos y piernas y acechando mi tórax. Como una gangrena eléctrica que con cada ráfaga de viento avanzaba un poco más.
En cuestión de minutos hubiera muerto de no ser porque el mismo objeto que tapó el sol, era un paracaidista, sí, de aquellos que gustan de la velocidad, la adrenalina y todas esas cosas que te impiden fumar en paz. El infeliz caía lentamente con su paracaídas, tapándome el sol, quitándome la vida de a poco. Y su descenso torturaba muslos y hombros de mi cuerpo, y yo en el mismo lugar. Pies fijos al suelo, él encima, enviado por Dios, pronto a descubrirse: ángel o demonio expulsado del paraíso.

- ¡La gran puta! –Gritó–. ¡La gran mierda!
- Ehhggmmm… mmhhhefhh… –ni lengua ni mandíbulas me respondían.

Finalmente, el tipo tocó suelo.

- ¡La gran mierda! ¡Pero qué cagada! ¡¿Qué es esto?! ¡Dios, la gran puta!
- Mhhfheeehhh, dddque lllla gggrrran pppput-t-t-ta, d-d-d-Dios, y… y la p-p-puta
- ¿¡Qué?! ¡Qué dices! ¿¡Estás enfermo?! ¡Tienes que ser imbécil! ¡para hacer este tipo de apuestas, cagón de mierda, mira que anclarte los pies aquí! ¡qué mierda de tipo!
- C-c-cagón –pude escupir–. ¡Cagón d-de la mierda! ¡Por poco no me has matado, cabrón de la re-mierda!
- ¡Pero qué es lo que te pasa! ¡Eres imbécil! ¡Tienes que serlo!
- ¡Ayúdame! ¡Trae ayuda! ¡Haz algo!
- ¿¡Y cómo?! ¿¡Te jalo?!
- ¡Por favor! ¡Dile que me suelte! –Grité apuntando a mis pies.
- ¿¡Quién?! ¡de qué hablas!
- ¡Dile que me suelte los pies!
- ¿¡Qué?! ¿Hay alguien ahí? ¡Esto es serio, te está matando con esto! –Y el muy infeliz se puso a gritar a mis pies–. ¡Suéltalo, lo estás matando! ¡Lo estás matando! ¿¡Que no ves?!
- ¡Imbécil! ¡El edificio! ¡Dile que me suelte!
- ¿¡Qué?! –Se largó a reír–. ¡El edificio! ¡Tú estás idiota! ¡Sólo estaba jugando contigo! ¡estás idiota, cagón de mierda, eso es lo que pasa! ¡no hay duda! ¡Yo me largo de aquí!
- ¡No! ¡Por favor! –grité–. ¡Tiene que ayudarme!
- ¡Tú lo que necesitas es un médico de la cabeza! ¡La gran mierda! ¡Mira que meter los pies en cemento fresco!
- ¡Es que no entiendes! –El tipo comenzó a doblar ceremoniosamente su paracaídas–. ¡Salí a fumar un cigarro, y…!
- ¡Mira el loco de mierda! ¡Vaya lugar para un cigarro! –Dijo sin levantar la vista.
- ¡No! ¡Aquí no! ¡En mi casa! –Grité sin poder explicarme bien. Él se paró y guardó el paracaídas en su mochila–. ¡Por favor no! –Volví a gritar.
- ¡No tengo tiempo para estupideces! –Dijo, dándose vuelta y caminando hacia el borde–. ¡Por poco me mato! ¡Qué rapidez con la que construyen estos cabrones!
- ¡No! ¡No, por favor! – El tipo se giró hacia mí y soltó una carcajada.
- ¡Si pareces una antena! ¡qué hilarante! –Dijo riendo. Y como un buzo en alta mar se lanzó de espaldas al vacío, saludando–. ¡Cuídate cagón! –Gritó mientras caía.

No lo vi más.
Pasadas las horas de un inseguro rescate, mis ilusiones decaían, y mi rostro, calcinado por el sol, comenzaba a poblarse de quemaduras. Había gritado toda esperanza y sólo quedaba la comezón del abandono en mi garganta. Pasó por mi lado en cierto momento algún avechucho, y uno que otro se posó exhausto sobre mi hombro para recobrar fuerzas. Comprobé que para aquel paracaidista todo había sido extraño y a la vez posible. Fue así cómo, sorprendido por la humillación, abordé y busqué hondamente dentro de las posibilidades, y, ciertamente, muy dentro de las imposibilidades de mis pensamientos, un hecho que eclipsara tan deshonrosa realidad en la que me encontraba, e hiciera aparecer vagamente afortunado aquel designio terrestre que mantiene aún firmes mis pies a un destino incierto. Pensé en aquel ciclista, aquel bebé y en aquel paracaidista, y me ha sido ciertamente difícil esquivar el hecho de que mi situación es la más extraña. Fue así como finalmente emprendí, en medio de las alturas, la admiración de aquel paisaje sublime donde no existe más que horizonte, desde pasada la mañana luego de la visita del paracaidista, hasta este preciso momento del crepúsculo, en que el terror del frío y el congelamiento inaplazable ha disipado el deleite de un arrebol magnífico, cuando barajo variadas variantes de amparo en mi desvarío, y ninguna puede con el invariable destino forjado en concreto, con este último aliento del día y la caída libre de un sol inclemente, en estas últimas horas, en este ocaso, el mío.

Abril 2007 - Stgo. Ramirez.

cambio de diseño

a pedido del público ( de la mitad del publico del blog--> churro) he cambiado el formato. cualquier sugerencia es recibida... saludos cabros.

lunes, 4 de febrero de 2008

Para la vieja escuela

Bueno chicos, aqui subo lo único que se hacer bien hasta ahora: escribir poemas. Y ni siquiera tan bien. Asi que agradecería cualquier tipo de comentario, sin censuras, digan lo que tengan que decir. Para eso se crean estos espacios, supongo o no?....un poco de controversia no le hace mal a nadie, al contrario, la crítica siempre nos ayuda a ser mejores y a fortalecernos. Chile necesita más crítica, y no precisamente constructiva.
No espero que les guste.
Adios.


GRITOS

Soy un murciélago
cuando la obligación me empuja
a las volandas seductoras
alrededor de los farolitos.
Entonces te digo
¡elévate!
sobretodo abre el párpado,
deslízate conmigo entre partituras estelares,
descifra.

Parecemos vagabundos cuando en las bermas esperamos a la muerte.
Sabemos que los huracanes traen al olvido,
Que la muchedumbre finge gritar con nosotros,
Que sólo finge gritar.

¿recuerdan ellos las polvaredas y la ceniza?
¿recuerdan acaso las procesiones de fieles, arrodillados todos, pidiendo perdón?
El día en que se volvieron locos
Tú estabas conmigo,
Diciéndome demente.
Ahora entiendes por qué durante las noches de fiesta cierro las persianas
Y hundo mi cabeza en los lavatorios.
Las jaurías me aterran,
Sobre todo el olor a vacío drogadicto de las catedrales.

Por eso, durante las noches,
Toco tu ventana y tu cuello,
¡Me adormezco junto a ti para que dancemos juntos,
Mi amor, mi amor,
Seamos tigres!

domingo, 3 de febrero de 2008

EL “CHIMBARONGO” EN LA OBRA DE JOSÉ MARITO BENÍTEZ

Muchas cosas podríamos decir cuando decimos “José Marito Benitez”. Sufrimiento, dolor y poesía; tragedia, comedia, epopeya, simbolismo, romanticismo, naturalismo, comunismo, expresionismo, cubismo y un largo etc: una corriente tras otra, José Marito Benítez las ha abrazado todas, sin necesario orden histórico y muchas veces anticipando un movimiento o bien resucitando uno antiguo.

A los 9 años, su padre, rico empresario, le regaló una máquina de escribir, la cual fue usada por entusiasmo por el pequeño José. De ahí su primer cuento, El Gato Que Quería Volar, en la cual ya podemos presenciar la trágica dicotomía del ser y el deber ser, la naturaleza y los animales humanizados puestos en mismo nivel con el hombre, una actitud “animalista” que se adelantaba bastante a su época e incluso a los movimientos de protección de animales.

Un gato que quiere volar, es, al fin y al cabo, un animal que quiere tener las características de otro animal, queriendo en este caso las propiedades de las criaturas aladas. Ahora bien, el animal que se nos viene inmediatamente a la mente es el pájaro; recordemos las relaciones del pájaro con el Locus Amoenus, más específicamente con el ruiseñor, lo cual indicaría una expectativa de alcanzar el lugar ideal a través de la transformación, la mutación a otro ser. La metamorfosis al otro se hace fundamental. “El Otro, en el cuento de José Marito Benítez, juega el papel de chivo expiatorio, de cáliz sagrado, de ideal romántico inalcanzable mezclado con la tragedia griega del ser que, condenado a su fatalidad, camina a ella con los ojos vendados” (1). Un gato. Un pájaro. Un sintagma irresoluto, paradojal, contradictorio. Un anhelo de ser algo que no es. Trágico destino el del gato, como suele exclamar a menudo: “¡Ay Dios, cómo has equivocado esta alma con este cuerpo! ¡Si yo pertenezco al cielo, junto a los otros pájaros! ¡Dime, sólo dime! ¿Por qué?” (2) Dichas enunciaciones se repiten unas 26 veces a lo largo del cuento, lo que pone bastante claro el énfasis del autor en resaltar la fatalidad del gato.

El gato, tal como puede apreciarse en aquel enunciado, es religioso, creyente, presumiblemente católico, si bien el cuento mismo no lo explicita. Un paralelo con Cristo puede hacerse de inmediato, lo que pondría en descubierto el chimbarongo del texto en sí. Cristo y el gato; el pájaro y el ruiseñor; la realidad y el locus amoenus; la crucifixión y el regreso al paraíso. ¿Coincidencia?

El gato simboliza a Cristo. Por si no nos hubiera dejado ya suficientes señales que lo remiten de forma directa, Benítez deja en claro que su elección del animal es una clara referencia al mesías. Ambos terminan en “to” (ga-to, Cris-to), además de tener cada uno en sus respectivas palabras la letra “T”, que escrita en manuscrito (t) bien puede interpretarse como una cruz cristiana.

La cruz remite al Cristo ausente tal como el gato remite a las alas del pájaro envidiado. Como dijo Lacan: “Oli” . (3)

¿Quién es quién, en aquella obra de José Marito Benítez? O, mejor todavía: ¿pensó alguna vez José Marito Benítez en mí, y lo que yo escribiría de su obra? O: ¿es necesario que yo escriba sobre José Marito Benítez? ¿Acaso no seguirá existiendo la obra de José Marito Benítez sin mis graciosas opiniones? ¿Acaso no soy sólo un hombre frustrado con exceso de tiempo libre que no haya nada mejor que pegarse, tal como gorda sanguijuela, al tobillo de José Marito Benítez?

Pues la respuesta a todo ello, es, a su vez, son otras preguntas- que por supuesto, no expondré aquí por falta de tiempo.

Lo serio y lo cómico. La tragicomedia en El Gato Que Quería Volar. Las fábulas y Esopo. Los griegos y Atenas. Atenas y Esparta. Esparta y el Consejo de Ancianos y la historia de Chile por Sergio Villalobos.

Por Sergio Villalobos.

Se tiene que haber seguido con atención mis seminarios si se quiere alcanzar la profundidad de Sergio Villalobos.

Pero ustedes se estarán preguntando qué tiene que ver aquel hombre con todo esto. Y yo respondo de inmediato: nada.

Si nada es todo, este artículo lo tiene todo. ¡Sergio Villalobos es el universo! Y el universo es la nada misma.

“Heil Hitler” decían los nazis. Y yo les digo a ustedes: Heil yo.

¿Y qué me dicen de aquellos pobres judíos? ¿Aquellos pobres judíos, encerrados campos de concentración?

Murieron millones.

Yo también he asesinado. A textos como el de José Marito Benítez.

Miento. No maté al Gato que quería Volar. No se puede matar a lo inmortal.

Al que maté fue al propio lector, cuando leyó este artículo. Está muriendo en estos mismos instantes (¡sí, sí!), agonizando palabra por palabra mientras lee. Y lo disfruto.

¿Quién es el jefe ahora, Benítez? ¿Tú o yo?

¿Tú o yo?

Lo suponía.

¡Atención, todos ustedes! ¡Heil yo! ¡Heil yo!

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Citas:

(1) Davis, Walter: Who Let the Dogs Out? 1997, Harvard, Estados Unidos, pp. 31
(2)Benítez, José Marito: El Gato que Quería Volar y otros cuentos, 1945, Editorial Robinson, p. 1436
(3) Lacan: Desvaríos Varios y Confesiones Homosexuales, 1977.